Asomó tímidamente la mitad de su cuerpo
con el temor que acaricia
el verse pertenecer a otra realidad
Reconoció su piel
entonces no dudó mirar
De cuerpo entero frente allí,
reconoció sus manos, su pelo
y vio unos ojos, una mirada
que jamás había visto
fuerte, profunda, oscura
reflejando temor
Un temor que jamás había sentido
temor que hacía temblar sus labios.
Supo entonces que la corteza
de la realidad desnuda
no habría de quebrarse nunca sin espanto.